martes, 12 de mayo de 2009

El yelmo de la salvacion








El yelmo en la Armadura de un soldado, era lo que le resguardaba la cabeza. Estamos hablando de la cabeza física.Pero en la Armadura de Dios, el yelmo es una cobertura espiritual, y lo que protege es nuestra mente. Partimos de la base de que estamos hablando de personas nacidas de nuevo, y que por supuesto su mente está entregada al espíritu.
Si el Yelmo de la Armadura espiritual cubre nuestra mente, lo que debemos tener en cuenta son dos cosas:¿En qué consiste esa cobertura?¿Qué áreas de nuestra mente pueden estar expuestas al ataque enemigo?La cobertura espiritual de nuestra mente está fundada en la seguridad de que somos Salvos. Y también en el poder que Dios nos da cuando somos salvos.
Cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Señor, estamos recibiendo todo lo que Dios tenía preparado para darnos. ¿No es eso asombroso?El más débil de los creyentes tiene en su poder todo lo que posee el más poderoso de los santos de Dios.Ya lo tenemos todo, porque tenemos a Cristo, y en él se hallan cada una de las bendiciones espirituales y todo lo relacionado con la vida y la santidad.Por lo tanto, tenemos todo lo que precisamos para vivir la vida tal y como Dios se propuso que fuese. Teniendo en cuenta este hecho, cualquier fracaso no es debido a que carezcamos de algo, sino a que no nos hemos apropiado de lo que ya es nuestro.Y esto es precisamente a lo que nos conduce esta parte del consejo de Pablo: “Tomad el yelmo de la Salvación”




El yelmo protegía otra parte vital: la cabeza. En nuestras cabezas nacen ideas y pensamientos, captamos el mundo interior y el exterior, damos forma y sentido a nuestras sensaciones, etc. Es la “sede” de la mente. Ya vimos que el principal campo de batalla se encuentra allí. Por eso debemos afirmarnos en que …”tenemos la mente de Cristo”… y para eso debemos madurar cada día, llevando cautivo todo pensamiento a Él. Porque nuestros pensamientos son, por lo general, carnales, errados y confusos.Debemos proteger nuestra mente porque dice la escritura que “cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Sometidos al Espíritu Santo nos dará una memoria sobrenatural, pues nos hará recordar todas las cosas que Jesús ha dicho.En la cabeza también están nuestros ojos y la boca, que deben ser muy vigilados. En cuanto a los ojos, sabemos que influyen tanto en la formación de ideas y pensamientos, que Jesús dijo que podría ser mejor sacarlos para entrar en el reino de Dios y ya Santiago habló claramente sobre la lengua.Solamente teniendo nuestra mente en orden, no sufriendo ninguna de las clásicas y legendarias “invasiones” que el enemigo acostumbra a intentar, es que tomamos conciencia de la autoridad que tenemos en Cristo Jesús.Los “agujeros” en el yelmo, tienen que ver fundamentalmente con el no conocer la Biblia. No conocerla por no leerla, por no estudiarla y por no escudriñarla, permitiendo así que el enemigo ponga en nuestra mente pensamientos que nos induzcan a error y confusión.Otros agujeros tienen que ver con permitir que nuestros ojos y oídos juegan con el pecado: películas de terror, películas cargadas de obscenidad, revistas o folletos poco edificantes, programas televisivos con lenguaje soez y, además, no ejercer control alguno sobre nuestra propia lengua.




Dios nos da toda la protección que necesitamos.
Debemos poner solicitud en que nuestro andar con el Señor sea cierto, en que nuestras vidas sean rectas para con Dios y para con aquellos con los que entramos en contacto, que busquemos hacer la paz allí donde vayamos, que levantemos aquel escudo de la fe para apagar los dardos encendidos del diablo, que protejamos nuestras mentes de temores y ansiedades que nos asaltan con facilidad, y que empleemos la palabra de Dios de forma eficaz en el poder del Espíritu.